lunes, 10 de marzo de 2008

Dédalo y el laberinto.

Dédalo partió hacia la Isla de Creta, donde fue muy bien recibido por el rey Minos. Por entonces escaseaban en la isla los arquitectos y escultores y lo tomó a su servicio. Allí Dédalo se dedicó a crear espléndidas obras de arte. En esos momentos, la isla de Creta estaba asolada por un terrible monstruo, con cuerpo de hombre y cabeza de toro llamado Minotauro, que sembraba el terror en toda la isla. El rey Minos le encargó a Dédalo la creación de un laberinto. Esta construcción tenía tantos pasadizos, rodeos que no llevaban a ninguna parte, vueltas y sinuosidades que una vez que alguien entraba se hacía imposible encontrar la salida pero él estaba equivocado porque el Minotauro quedó encerrado durante varios años pero luego encontró una salida justo cuando Creta estaba confiada y creía que estaba bajo una inmensa tranquilidad. El rey Minos le prohibió la salida a Dédalo debido a que no pudo solucionar ese problema. Como castigo lo encerró en el mismo laberinto y le dijo que si el minotauro encontró la salida el también debería encontrarla y que solo cuando la encontrara sería libre.

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